Yehude
Simon Munaro
(Agradece su difusión)
Hace
ocho años, el Congreso de la República delegó facultades legislativas al Poder
Ejecutivo, del cual formaba parte. El objeto fue implementar el TLC entre el
Perú y Estados Unidos. En uso de estas facultades, se dictaron varios decretos
legislativos que, más allá de la valoración que se haga de su contenido,
debieron ser consultados con los pueblos indígenas, como correspondía y no se
hizo.
En
abril del 2009, los pueblos de nuestra Amazonía impulsaron una jornada nacional
de movilización exigiendo la derogatoria de esos decretos, por considerarlos
una amenaza para su seguridad e integridad.
La justa demanda de las comunidades indígenas concluyó, como todos
sabemos, con un saldo fatal de víctimas entre pobladores indígenas y miembros
de la Policía Nacional.
No
me corresponde atribuir responsabilidades por lo sucedido, para eso está la
justicia. No obstante, como persona comprometida al servicio de mi país, sí me
toca responder a lo que mi conciencia me dicta y la responsabilidad que me
corresponde como cristiano por los hechos ocurridos.
Si
es necesario, no tengo vergüenza alguna
en volver a pedir perdón a quienes sufrieron las consecuencias de los actos de
la luctuosa jornada de junio del 2009 en Bagua y que las cosas llegaran al
punto en que llegaron.
De
cara al futuro y al cumplirse 26 años de la preparación de la Convención 169 de
la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas, sobre los
pueblos indígenas y de cara al futuro
por así dictármelo mi convicción democrática y humanista, comprometerme
en todo lo que esté a mi alcance, a luchar por lograr las reivindicación del
derecho que los pueblos originarios tienen a ejercer ciudadanía plena, a sus
territorios, la conservación de sus formas de vida y su cultura.
Sirva
la oportunidad para expresar mi solidaridad con los dirigentes y pobladores del
pueblo Awajum, injustamente procesados judicialmente por defender legítimamente
sus derechos y mi pesar a las familias de los miembros de las fuerzas
policiales caídos en el cumplimiento de su deber y a las familias de los
hermanos nativos del pueblo Awajum.
El
reconocimiento de los derechos de
nuestros Pueblos Indígenas, con el carácter de demanda nacional, es una
misión de la que no puede sustraerse ningún peruano, sobre todo, quienes
representamos a fuerzas políticas humanistas, socialistas, nacionalistas y
democráticas, unidas en la diversidad para apostar por la renovación de la
política y el cambio de las relaciones del Estado con nuestras nacionalidades
originarias, para concretar un Perú nuevo, desarrollado, justo, sostenible,
inclusivo y solidario. Esta ha sido nuestra posición de vida y lo será con
mayor firmeza en el futuro.
Lima,
20 de marzo de 2015.
Yehude Simon Munaro.
(Agradece
su difusión)