Esto seguramente creara una tremenda inflación
Las “guerras preventivas” de la
OTAN, el “caos programado y controlado” por los globalizadores “iluminados”, las “burbujas financieras” de los banqueros dominados por su incesante avaricia
y ahora los cambios imprevisibles del
clima, atribuidos por unos a la rebelión de la naturaleza y por otros a la
irracionalidad del hombre, están convirtiendo nuestro planeta en un lugar cada vez menos
seguro para habitar.
Para aumentar toda esta desgracia acaba de
salir un documento de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) que nos está advirtiendo sobre un inminente
peligro de hambruna para la mayoría de
la población mundial, en especial para
un mil de millones de pobres.
Resulta que el mayor productor de
maíz y soja en el mundo, Estados Unidos está sufriendo la peor sequía en los últimos
cincuenta años y está afectando
un 75 por ciento del territorio con estos cultivos. Si tomamos en cuenta
que Norteamérica produce
333,010,910 toneladas de maíz al
año, lo que constituye el 40 por ciento
de lo que se cosecha en el mundo, y un 36 por
ciento de la soja (66,790,000
toneladas), llegaremos a la conclusión que las consecuencias de esta baja
afectarán drásticamente a los países importadores de estos productos, en especial a los mexicanos, centroamericanos
y caribeños cuyo abastecimiento depende directamente de EE.UU.
En otra parte del planeta,
Australia, que es el cuarto productor de trigo en el mundo,
está afectada por las peores inundaciones en décadas y las estimaciones de su cosecha de granos y algodón
fueron rebajadas sustancialmente.
Las persistentes lluvias en el
Brasil obligaron a su gobierno a dar apoyo financiero a más de 135,000 campesinos cuyas
cosechas de maíz y soja fueron dañadas.
Actualmente los ganaderos brasileños
están solicitando a su gobierno
la importación de 300,000 toneladas de soja de Bolivia para alimentar a su ganado, principalmente cerdos.
Las lluvias del monzón, inferior
a lo habitual en la India son la causa principal de una baja de 7,8 millones de
toneladas de arroz en el mundo.
En Rusia, Ucrania y Kasajstán, importantes
productores de cebada y trigo a nivel
internacional, están sufriendo altas
temperaturas y todo indica que la cosecha de estos granos será inferior a
la del año anterior en un 12 a 15 por
ciento.
Según el Banco Mundial (BM), la
crisis alimentaria ya está tocando puerta del planeta. En los últimos dos meses
se registró un alza de casi 50 por ciento del precio de maíz y trigo y un 30 por
ciento de soja. La tonelada de maíz
subió en julio pasado a 333.1 dólares,
mientras que en 2010 el costo fue de 186
dólares. El BM advierte que los precios
de los cereales serán inestables y superiores a la medida al menos hasta 2015.
El repunte de los precios no sólo
afectará el de pan y los alimentos elaborados, sino también el de forraje y de
la carne.
Se espera que los norteamericanos
tendrán que pagar un 16 por ciento de su presupuesto en vez del 13 por ciento actual
por su comida en la mesa y los rusos
unos 35 por ciento (actualmente 30%),
mientras que en los países más
pobres, como en Egipto, por ejemplo donde se gasta un 80 por ciento del
presupuesto familiar en alimentos, la subida de los precios representa una amenaza para la estabilidad socio
económica. Precisamente la crisis de alimentación en Egipto fue utilizada por los
promotores del “caos organizado” para
una supuesta revolución que hizo desestabilizar aún más la situación en el Medio Oriente. El mismo
problema causado por la falta de comida está creciendo en Argelia.
Todas estas noticias están ya
afectando y los especuladores están de fiesta. El incremento de los precios de cereales no se debe
solamente a la disminución de la cosecha sino a otros factores que nada tienen
que ver con los productores y
consumidores. Según Julian Orman, especialista del World Development Movement, hace 10 años la
especulación con las materias primas
alimentarias era un terreno de operadores y productores. Sin embargo, desde hace cinco años los
inversionistas se dieron cuenta que la inversión en los alimentos no es menos
provechosa que en el petróleo y en especial, después de que el precio de maíz fue
conectado con el precio del oro negro.
Entonces los Fondos de Inversión
Libre (Hedge Funds) y los inversionistas privados comenzaron a comprar instrumentos
financieros ligados al precio de
productos alimentarios, a la manera como lo hicieron antes con los mecanismos ligados al precio de petróleo,
haciendo crecer en los últimos cinco
años la inversión en alimentos de 35 mil millones de dólares a 300 mil millones. Están apostando en esta era
globalizada por un constante incremento
del precio de la materia prima alimentaria debido al proyectado crecimiento de la demanda.
Simultáneamente los fondos
especulativos y los especuladores se aprovechan hábilmente de los de desastres nacionales,
como la sequía, por ejemplo, que afecta
a los Estados Unidos, para lanzarse a los mercados creando una volatilidad que les permite manipular los
precios en el Chicago Board of Trade
perjudicando tanto a los productores como a los consumidores. Para
entender este proceso, vale la pena acordarse de la lucha de los corredores de las acciones (brokers) de
petróleo en enero de 2003 para ser el
primero en hacer subir el precio de petróleo a 100 dólares por un barril. Donde
manda el dinero queda callada la moral.
Lo paradójico de todo esto es que
mientras el hambre está avanzando, los países más desarrollados están
proyectando aumentar el etanol en la gasolina que consumen los carros del 9 al 10 por ciento (una mezcla de 90 por ciento de gasolina y 10 de etanol). Todo esto implica que más del 30 por ciento de todo el grano que se produce en
el mundo y en particular, el 40 por
ciento de maíz sirve de alimentación para los carros. Ya la FAO está estudiando la posibilidad de pedir al
gobierno Norteamericano una suspensión temporal del uso de maíz y
soja para la elaboración del etanol.
Además el incremento de los precios de
granos podría hacer el biocombustible no competitivo con la gasolina
tradicional.
Pese a todo Estados Unidos está tratando de
producir al año 830,000 barriles de
etanol de los cuales el 40 por ciento se
originan de 133, 000,000 de toneladas de
maíz y el resto de soja, caña de azúcar, trigo, el aceite de palma, madera, etc. Una tonelada de
maíz rinde 2.2 barriles de biocombustible y una tonelada de soja, 1.07
barriles. Una tonelada de caña de azúcar
sirve para elaborar 110 kilos de azúcar o 1.24 litros de etanol equivalente a 0.7 barriles. Realmente es paradójico el esfuerzo para producir comida para los carros y condenar
al hambre a millones de seres humanos. Y esta tendencia está en incremento.
En los últimos cinco años, Brasil
ha depredado 21 millones de hectáreas del bosque para sembrar soja, maíz y plantar caña de azúcar y anuncia que en total tiene el potencial de 90 millones de
hectáreas para producir 10 millones
diarios de biocombustible. Argentina ha sacrificado 14 millones de hectáreas de bosques para cultivar soja y
maíz orientados al biocombustible.
Inclusive, para aumentar el rendimiento de estos centroamericanos.
(V.Peláez, Rebelión)
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