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sábado, agosto 11, 2012

¿QUÉ TIPO DE PROGRAMAS TELEVISIVOS NOS MERECEMOS LOS PERUANOS?

¿Será posible que los noticieros de la TV peruana realicen reportajes sobre temas distintos al abuso sexual, delincuencia, crímenes y asesinatos macabros? Pareciera ser que el morbo es el fin último para obtener mayor rating. La educación brilla por su ausencia en la gran mayoría de estos programas.

 Como he señalado en mis clases en la universidad: caben dos hipótesis centrales para explicar la realidad de la TV peruana: que la realidad social actual es tan pobre que estas noticias son representativas del estado de crisis generalizado de la sociedad peruana actual o que existe una intencionalidad implícita de alimentar el morbo de la población y de presentar las noticias más deplorables y macabras.
Por qué no acompañar las noticias de profesores inmorales con profesores ejemplares, por qué no acompañar las noticias de delincuencia con noticias de ciudadanos que son un ejemplo de buen comportamiento y de servicio solidario con su comunidad? ¿Es que la población peruana se merece programas televisivos de tan baja estofa?
 ¿Quién puede negar que lo que se ve y la forma cómo se presenta una noticia puede generar un efecto psicológico más o menos pronunciado en los oyentes para los cuales se crean dichos programas? Creo que los programas televisivos sí tienen que asumir su responsabilidad educativa y no sólo informativa.
 En mi opinión, la selección de noticias y la manera cómo se presentan ejercen un impacto psicosocial sobre los televidentes y pueden generar cambios de opinión a favor o en contra de una determinada posición política. No existen los programas televisivos políticamente neutros. Detrás de una emisión televisa existe una posición ideológica más o menos clara. No existe emisión televisiva que sea sólo informativa. Los valores e intereses se ocultan detrás de la cantidad y calidad de los programas y de la manera cómo se presentan a los televidentes para su conocimiento.
Por otra parte, ¿será que no todos aman al Perú (de la misma manera) o que el Perú no interesa realmente para algunos, porque son otros intereses (limitados) los que realmente importan para quienes detentan el poder político y económico? ¿Hasta dónde llegan los actos por conservar el poder?
¿Es necesario pensar que los programas educativos y culturales siempre tienen que ser aburridos y sosos o es preciso desmitificar esa falsa asociación? Es posible educar de múltiples maneras, no sólo en forma explícita y la educación no tiene porque verse como un acto solemne, aburrido y que sólo debe interesar a los “intelectuales”.
Es precisamente el imperio mercantil el que ha convertido a la TV peruana en lo que es hoy. Para algunos pareciera que todo es válido en vistas al mayor rating, incluso lo más absurdo, patético, escandaloso e inverosímil, con tal de capturar la atención del público televidente. Los reality shows, espectáculos burdos que básicamente alimentan el morbo de los televidentes son un clarísimo ejemplo.
Sin duda todos tenemos responsabilidad en el asunto. Los directores de los programas televisivos por ofrecer programas que atentan contra el buen gusto y las buenas costumbres y los televidentes por decidir ver -y aprobar de facto con esta acción- dichos programas de baja calidad educativa y cultural.
A mediados de los 60, el gobierno revolucionario del General Velasco Alvarado realizó aportes importantes para elevar el nivel educativo de los programas televisivos, pero eso ocurrió en una época en la que dicho control militar sobre los canales de la TV era pensable y posible. Ahora sería un completo sinsentido, un craso error. No es la imposición de un punto de vista ni la restricción de la libertad de expresión la salida. Pero la permisividad absoluta tampoco lo es. De eso esto y completamente seguro.
Finalmente, la cuestión a decidir es si la democracia debe tolerar la degradación moral y la crisis humana hacia la que ha conducido la trivialización y vulgarización de la mayoría de programas televisivos. ¿Divertir o entretener al público -sin importar la forma y el fin- debe ser el principio rector de los programas televisivos en el Perú?
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