Ataque de las transnacionales al medio ambiente.
La Agencia Internacional de la
Energía (AIE) publicó un reporte especial sobre el futuro del clima y las
negociaciones internacionales con un llamado de atención urgido a los
gobiernos: el año 2020 será demasiado tarde para tomar decisiones (1). A juicio
de la agencia, algunas medidas deben ser adoptadas antes de esa fecha si se
quiere “mantener vivo el objetivo de 2° C” y el sector energía debe reducir sus
emisiones a partir de ahora a una tasa de 5% anual.
Evitar el cambio climático
peligroso implica mantener un nivel de concentración de gases de efecto
invernadero por debajo de las 450 ppm que asegure un aumento de la temperatura
media del planeta no superior a los 2° C. Esta es la meta que se trazó la
Convención de Cambio climático en 2009.
La última ronda de negociaciones de la Convención de Cambio Climático
(Doha, diciembre de 2012)
estableció una nueva hoja de ruta –Doha Climate Gateway- estableciendo el año
2015 como fecha límite para alcanzar una serie de acuerdos que entrarán en
vigor en el año 2020. Pero lo que viene a alertar este informe es que esa es
una fecha demasiado retrasada para asegurar el mantenimiento de la estabilidad
climática en virtud de las emisiones que se habrán acumulado hasta entonces.
El sector energía es responsable por el 80% de las emisiones globales
y se espera que para el año 2020 estas alcancen un nivel de 4 gigatoneladas de dióxido
de carbono equivalente (GtCO2e) por encima de la trayectoria consistente con el
objetivo de los 2° C. Para lograr esta meta es necesario que las emisiones
alcancen su “pico” en 2020 y luego comiencen a declinar vigorosamente. Con las
emisiones creciendo constantemente y un acuerdo que recién comience a
implementarse en esa fecha, esto resultará imposible.
Las medidas
En virtud de ello la agencia
propone 4 medidas urgentes a ser aplicadas con el fin de “comprar un tiempo precioso
mientras las negociaciones continúan”.
La primera de ellas es la adopción de medidas específicas de eficiencia energética, lo cual podría aportar la mitad de las reducciones necesarias.
Una segunda propuesta es limitar la construcción y uso de las plantas
de generación de electricidad a carbón (21% de las reducciones).
La tercera medida es minimizar la fuga de metano proveniente de las actividades
de explotación gasífera y petrolera (18% de las reducciones).
Y finalmente, acelerar el desmantelamiento de los
subsidios al consumo de combustibles fósiles que en 2011 alcanzaron 523 mil
millones de dólares.
El documento recuerda que para
tener un 50% de posibilidades de no sobrepasar el objetivo de los 2° C, el
total de emisiones posible hasta la primera mitad de este siglo es de 1440 GtCO2e.
De este “presupuesto de carbono” 420 Gt ya han sido emitidas entre 2000 y 2011
y otras 136 Gt serán emitidas de sectores no energéticos (agricultura,
deforestación, etc.) hasta 2050. Esto deja un máximo posible de emisiones de
884 Gt del sector energía para esa fecha, para lo cual es necesaria una
reducción de las emisiones del sector a una tasa de 5% anual.
El gas natural en cuestión
El gas natural ha aparecido en
los últimos años como un sustituto menos contaminante del carbón lo que ha
llevado a un desarrollo importante de su exploración y explotación,
particularmente en el llamado gas “no convencional” (“shale” y “tight” gas).
El gas natural es alentado por
presentar menores emisiones de carbono por unidad de energía consumida. Sin
embargo esta misma condición hace que en términos absolutos las emisiones
aumenten (una especie de “paradoja de Jevons” climática). En 2012 las emisiones
globales del CO2 del sector energía aumentaron en 400 Mt respecto al año 2011
(1,4%). Este aumento responde al incremento del uso del gas natural (2,7%),
petróleo (1,1%) y carbón (0,6%). Si se analiza la responsabilidad de cada uno
de estos fósiles en el aumento global de emisiones energéticas vemos que un 44%
corresponde al gas natural, 44% al carbón y 12% al petróleo.
Las termoeléctricas de ciclo combinado a gas producen la mitad de las emisiones
por kWh que aquellas a base de carbón. Pero parte de esta ganancia se
pierde por las emisiones furtivas de metano derivados de la producción y
distribución de gas natural. Solo un tercio de las reducciones necesarias
pueden lograrse por el cambio de carbón a gas en el sector eléctrico lo que
está indicando que el cambio del
combustible no es la opción más apropiada.
El sentido de la urgencia
Estas medidas que la AIE propone
son las que encuentra económicamente viables en el contexto actual. No significa ninguna amenaza para el crecimiento
económico ni alentará una recesión planetaria. No son medidas de fondo, son paliativas. Pero más allá de que sus
propuestas sean las más apropiadas o no, lo que debe llamar la atención es su
mensaje central: no se puede esperar por las negociaciones de la Convención de
Cambio Climático. Estas llegarán muy tarde.
Los gobiernos de cada uno de los
países del mundo, pero sobre todo aquellos que presentan matrices energéticas
más contaminantes, deberían tomarse un poco en serio la advertencia y no
posponer decisiones a la espera del 2020. Para ese entonces, las medidas a
tomar serán mucho más costosas y quizá el cambio climático ya sea una realidad
irreversible.
Nota: 1) Redrawing the energy-climate map.
World Energy Outlook Special Report. OECD/IEA, 2013 (Gerardo Honty es
analista en energía y cambio climático del CLAES (Centro Latino Americano de
Ecología Social).(Lucha indígena – Llapa runaq hatariynin)).
http://www.nodo50.org/ciencia_popular/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nuestro Objetivo:
Favorecer las relaciones equitativas de género a través de la comunicación.
Estimular la diversidad cultural.
Promover el desarrollo Endógeno sostenible de los hombres y mujeres.
Consolidar una red interactiva entre las personas que creen en un mundo más equilibrado y más feliz.
Del Valle Para Todos convoca a todos y todas, para que contribuyan, cada una según su perfil, a la construcción de los valores ciudadanos.
La Humanidad espera tu aporte.