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Créditos: educacionenred.com |
Gran parte de la literatura de la economía de la educación
se centra en cómo la combinación de insumos, incentivos y estructuras
institucionales se traducen en mejores resultados educativos, en acumulación de
capital humano y, en el largo plazo, en salarios más altos y crecimiento
económico. En esta literatura, se ha prestado menos atención a factores
externos, tales como la disponibilidad de agua potable, la seguridad personal o
la existencia de electricidad confiable.
Un trabajo
reciente de Brasil apunta a cerrar esa brecha, estudiando la “relación entre el acceso al agua y el rendimiento escolar, lo que
no se ha hecho hasta ahora“. Con el fin
de investigar esta relación, las autoras (Julia
Alexa Barde y Juliana
Walkiewitcz de la Universidad de Freiburg) se centran en si un
niño (de cuarto grado, con un promedio de 10,8 años de edad) tiene acceso a
agua corriente en su casa en el momento en el que se administraron las pruebas
estandarizadas nacionales brasileñas entre 1999 y 2005. El estudio utilizó
datos del Sistema
Nacional de Avaliação da Educação Básica, que es el programa de
evaluación de la educación en Brasil y que se hace cada dos años por el
Ministerio de Educación de Brasil (en 2007 se abandonó la pregunta sobre el
acceso al agua).
Los autores encuentran que el efecto
de contar con agua proveniente de conexiones domiciliarias en las puntajes
académicos obtenidos es significativo (explica el 11 por ciento de la
desviación estándar de los resultados de las pruebas) y este efecto aumenta con
el nivel educativo de la madre, sobre todo para las familias con ingresos más
bajos.La estrategia de identificación se basa en un modelo de regresión donde
los resultados estandarizados de los exámenes son función del acceso al agua en
el hogar, de un vector de variables de control relacionadas con la situación
económico del niño, efectos fijos de escuela y temporales. Los autores admiten
que su estrategia de identificación “no es metodológicamente absolutamente
segura” [en términos de establecer causalidad], ya que no disponen de un buen
instrumento para el acceso al agua y los datos no son “ni experimentales ni permiten diseño de regresión discontinua“.
Al lector le queda la duda si habría sido posible un
diseño aleatorio en etapas aprovechando la instalación de nuevas conexiones de
agua potable en áreas que no tuviesen el servicio.
Sin embargo, llevan a cabo una
batería completa de pruebas sobre la especificación propuesta para descartar
que “el término de error contenga
algún componente no observado que impulse la probabilidad de tener agua
corriente en casa y el rendimiento de la prueba en el mismo tiempo.”
Resulta que tener acceso a agua corriente en el hogar está
positiva y significativamente relacionado con tener mejores resultados en los
exámenes y, si se toma como relación causal, explica el 11% de la desviación
estándar de las puntuaciones de las pruebas. El acceso a la electricidad
también se correlaciona positivamente con las puntuaciones de las pruebas y
explica casi el 22% de la desviación típica de las puntuaciones de las pruebas.
Eso es dos veces el efecto del agua entubada. Estos resultados son importantes
ya que es la primera vez que se conectan directamente el acceso a agua potable
y resultados educativos, aunque la estrategia de identificación no hubiera
permitido establecer una relación causal.
Sin embargo, en las diversas
especificaciones no se incluyen (¿problemas de datos?) una variable que capture
la presencia de agua corriente – o de cuartos de baño – en las escuelas mismas.
Esto no es una cuestión menor porque esta variable no observada podría sesgar
las estimaciones. Si las escuelas están cerca de los hogares y en la misma red de
agua potable, la probabilidad de que un hogar esté conectado a la red de agua
estará altamente correlacionada con la probabilidad de que la escuela también
esté conectada. Esto no es cuestión menor, dada la variabilidad en el acceso a los servicios en
las propias escuelas.
En uno de nuestros últimos blogs
donde presentamos nuevas Guías
para la Evaluación de Impacto en Educación, incluimos información
sobre qué tipo de inversiones en educación tienen el mayor – o menor – impacto.
En la educación primaria, las inversiones en nutrición y educación temprana
tienen efectos grandes (por encima de 0,4 desviaciones estándar sobre los
puntajes en pruebas), la modificación de los insumos (como la formación de
docentes) tienden a tener efectos medianos (por encima de 0,2 desviaciones
estándar) y los cambios de la información tiene poco o ningún efecto. Y además
el tamaño del efecto varía mucho dependiendo del contexto. Por ejemplo, tener
libros en casa en Argentina tiene tres veces el efecto de tener libros en casa
en Colombia. Si uno comparase, en conjunto el impacto del agua y la
electricidad sobre los resultados educativos parece estar en el extremo
superior del espectro.
En conclusión, sabemos que tener agua – y electricidad –
es importante y que está intuitivamente vinculada con resultados educativos,
pero necesitamos más evidencia dura.
Francisco Mejía está en twitter (@franciscome)
Estes blog fue publicado inicialmente en Desarrollo con
Impacto Efectivo
Por Francisco Mejía
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